viernes, 23 de octubre de 2015

Por ellos, no por nosotros.

Quiere que le quiera, cuando no le importábamos.
Tuvieron que llegar otros para que él decidiera cambiar.
No cambió por nosotros pero sí por esos extraños. 
No debimos de ser muy importantes para él si no lo hizo hasta después de separarse de mi madre. 
No cambió por sus hijos ni por su mujer, no cambió por el golpe ni por el dolor, no cambió por nuestras miradas, por nuestras lágrimas, por nuestros gritos. 
No tiene tiempo para nosotros, pero tiene todo el tiempo del mundo para ellos.
A veces me alegro de que sea así, aunque odie que no fuéramos suficiente motivo para hacerle cambiar.

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