Sientes estar en un capullo de mariposa: Suave, ligero, delicado, tenue, invisible, frágil.
Burbuja efímera, destello de la irrealidad, arcoíris de gasolina, imaginación de la naturaleza.
Cierras los ojos:
sus dedos recorren tu espalda,
sus labios besan tu hombro,
su pelo entre tus dedos,
sus pies juegan con los tuyos.
Necesidad constante y sofocante. Recorrer cada centímetro de su piel, de su alma, de su mente.
Una niebla invisible
que te atraviesa,
que te envuelve,
que te atrapa.
Calor o frío, sudor o lágrimas.
El deseo está bailando encima de ti,
tú solo sigue el ritmo.
La pasión y el dolor de la mano,
desenfreno de suspiros,
ojos brillantes,
latidos acelerados.
Morderse el labio,
apartarse,
alejarse,
autocontrol.
Oscuridad y luz que en pequeñas dosis te abruman.
Es miedo,
miedo a la desaparición,
miedo a la pérdida,
miedo a la caída,
miedo al vacío.
Es locura,
dentro de ti,
cambia,
descontrola,
confunde.
Sentidos y alma. Su voz, su aroma, su imagen, su piel, su sabor, su luz.
Su compañía o su recuerdo,
su presencia y su ausencia,
su cariño y su indiferencia,
su cercanía y su distancia,
su odio y su amor,
su conocimiento y su ignorancia.
A su marcha lo arrastra todo,
un tornado que desata emociones.
Cristal y plumas,
rapidez y lentitud,
calma y nerviosismo,
inseguridad.
domingo, 20 de marzo de 2016
miércoles, 16 de marzo de 2016
Por el hielo de tus pestañas.
Me gustaría tener a alguien a quien abrazar en momentos como estos. Poder sentir el cariño de alguien que quiere estar ahí por algo más que el interés. Sentir la compañía estando en silencio, un silencio que no sea incómodo, sino tranquilo. Ese silencio que invita a las lágrimas a bailar por el hielo de tus pestañas. ¿No odias sentirte vacío y frío? Es como ser un animal, olvidando el sentimiento y la razón, volviendo al origen, perdiendo lo que eres. Siento escalofríos por ese intento de dolor amortiguado, por ese tiro en el pecho que no me puede atravesar. Maldita coraza invisible que no me deja traspasar la realidad en busca de la sensibilidad. Odio verme tan destruida entre este ruido. Recuérdame este vacío que me llena: Tú, vacío, tú y tus palabras, tus acciones. Mis besos te llamaban, pero tú no hacías nada. Ahora soy yo la que miente, la que engaña, la que se alejó cuando tú nunca te acercaste. No puedo estar cerca de alguien que me aparta ante miradas ajenas. No puedo darle la mano a quien no me da más que falsas esperanzas de un futuro juntas.
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