sábado, 30 de septiembre de 2017

Volver

Volver a hablar no ha sido una nueva experiencia,
no ha sido algo impresionante,
no ha sido impredecible,
no era difícil que esto pasara.

Aun así, me sorprende.
Asumida tu distancia,
me dejó el dolor
cuando vi tu mirada indiferente .

Nunca me gustó revolver
lo que me ha dañado una vez
pero hablar contigo debe ser
como pelear contra el amanecer.

He de admitir que ya no siento lo mismo,
que ya no necesito tu aceptación,
que ya no busco tu sonrisa,
que ya no suspiro por tu boca.

Ahora solo puedo desearte felicidad,
siempre te la mereciste,
aunque muchas veces pensase
que yo no la tendría sin ti.

Esa conexión sigue ahí.
Seguimos hablando como entonces,
con palabras simples,
sin mucho en lo que pensar.

Solo el recuerdo latente
de la herida abierta,
a una distancia nueva,
es lo que nos separa.

Redescubramos nuestros mundos,
esta noche me tienes aquí,
podemos volver a ser,
podemos volver a ver.

El mundo no nos mantendrá en esta posición,
nos irá empujando
para que corramos
siempre en sentido contrario al renglón.

Escribe nuestros nombres a tinta
antes de huir de este atardecer nostálgico,
así podremos retroceder hasta el error
que nos auyentó la esperanza.

Aquella noche descubrimos la sombra
descubrimos al silencio sobrecogedor
descubrimos ser y parecer,
pero nos olvidamos de creer.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Te deseo que seas feliz.

La vida te da de lleno
te tira al suelo y te hace reaccionar.
Sabes que algo está cambiando,
solo tienes que soltar el freno de mano,
seguir la corriente del río,
saltar ese acantilado que tienes por limitación.
Busca tu propia ciudad hundida,
dentro de ti está el universo de la palabra,
el viento de la ropa mojada,
el calor de una cama compartida,
el silencio del bosque otoñal.
¡Corre!
Siempre creí que podrías alcanzarlo,
y ahora que te veo llegando a tu destino,
solo deseo que seas feliz,
que la balanza se incline a tu favor esta vez.

martes, 26 de septiembre de 2017

Olvidar.

Desvelada tras la tormenta
escucho la respiración entrecortada.
La mirada decidida,
las palabras indolentes,
la sinceridad abrasadora.
Me corrompes la libertad,
me quiebras la luna,
entrando en la vorágine de silencio
que tengo por corazón.
Te arrastras cruzando las olas,
el viento parece sacudir tu piel,
la arena se te apropia.
Reflejos de nuestra historia entre la espuma.
Te deslizas por las líneas de su sábana,
sabes que la tendrás de nuevo allí
al acabar con su memoria,
al vencer el miedo.
No debes contestar,
sabes que la solución está en olvidar,
en acabar con el sueño de aquella noche,
en superar la recaída.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Odio.

Este sentimiento.
Ridículo y ruidoso.
Quiero empujarlo por el precipicio de mi ventana,
que se desmiembre con el hielo de tu mirada
y que caiga como rocío al despertar.

Quiero destruir cualquier retazo de esperanza,
arrancarme el pintalabios a golpes,
desgarrarme los labios y sangrar.
Pintar de rojo las paredes de mi interior,
de rojo pasión,
de rojo dolor.

Quiero dejar de tapar mi dolor con maquillaje,
dejar de pintarme una bonita sonrisa cada mañana,
dejar de mirar con ternura las cosas bellas.
Porque ojalá yo fuera bella por dentro,
justo como tú querías:
normal.
Pero no lo soy.

Quiero que no te olvides de mí,
que te duela tu desprecio
como a mi me dolió la decepción.
Confié en ti.

Quiero que llores.
Que llores y no seas capaz de calmarte con nada,
que cada noche sea una pesadilla de arañazos, un retrato de tu mentira,
de tus falsas promesas,
de tu infantil sentido de la propiedad.

Deseo que una mujer llegue a tu vida
y te destroce la libertad
te quite las ganas de sonreír,
te pida que cambies para poder quererte,
te abra en dos,
y se vaya cuando tenga lo que quería:
tu esencia.

Porque todos nos llevamos una parte de esencia cuando amamos, cuando besamos, cuando nos desnudamos, por fuera y por dentro.

Deseo que tu esencia,
la poca que tienes,
se vaya con alguien más,
alguien que te engañe,
que te mienta y te prometa estupideces,
que te de tu puto para siempre,
por que para siempre solo existe una cosa:
el recuerdo.
Y créeme, de mi te vas a acordar.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Si te tuviera al lado.

Estoy reemplazándole. Y es aún más doloroso al no saber si lo hago inconscientemente o si lo hago porque quiero, porque es más fácil que pasarlo mal por la distancia.
Me siento rastrera, ¿le estoy traicionando al reírme con otro después de todo lo que a él le costó hacerme reír?, ¿al beber con otro lo que no bebía con él?, ¿al desear los besos de otro por no tener los suyos?
Me siento débil, mis ganas de seguir apostando por la vuelta a casa se esfuman con cada nuevo descubrimiento en esta ciudad.
Ilusa en parte, por creer que esto podría funcionar, por pensar que tendría otra oportunidad mejor para decirle en persona lo que llevo pensando ya mucho tiempo, lo que no quiero decir a traves de un frío mensaje de whatsapp, lo que me trago cada noche antes de dormir, por miedo, por desconfianza, por no querer malgastar mis palabras en algo que aparenta ser tan efímero como un pestañeo.
Porque todo se desgasta, y el corazón, si va unido a una frase, tiende a dañarse cuando esta no hace la función para la que estaba destinada, al no conseguir que la cuerda se alargue hasta tocar otra palpitante frase de desesperación, con distinto latido pero igual sentimiento. 
Te echo de menos, y desearía poder vivir todo esto a tu lado. No dejo de pensar en nuestra noche, en tus brazos rodeándome, en tu voz, en tu olor.
Y te quiero. Te quiero. Y no sabes lo que me encantaría decírtelo en un susurro, si te tuviera al lado, a un centímetro de mis labios.