martes, 10 de enero de 2017

Nuestra autodestrucción

Siempre cambiando, somos tan indisciplinados que podemos besarnos un día y al siguiente ni cruzar la mirada. "Nada" es una forma muy simple de describir una tarde riendo, comiéndonos a palabras y observándonos como si mañana fuéramos a desaparecer, aunque sí, una parte de mí desaparece cuando finjo no quererte. Supongo que para unos es más fácil que para otros.
Puede que no contemple una vida donde todo sea igual, donde a las personas se las conozca en dos días, donde no halla misterio, negación, cambios bruscos.
Dices que tienes quince caras en vez de dos, no tengo claro hasta que punto quiero tener a esta moneda cerca. Me dañas, por ser como yo, por nuestras diferencias, por tu sed de conocimiento, por tu discurso existencial, por tus manías y tus contradicciones. Y aún así, te quiero, me quedo mirándote embobada, como quien escucha a su dios, como quien observa a un artista pintar, como quien saborea el fruto prohibido.
"Te gusta bailar con el diablo" es una buena forma de definirlo. Tu parte mala es lo peor que me ha pasado, pero sin ella no serías único,  y tu parte buena no pesaría tanto.
Despedirnos ayer como si nunca fuéramos a volver a... nada. Porque eso es lo que queda hoy, nada, todo lo hablado, no significa nada, y se quedará ahí, esperando a que alguien cuente la historia que nosotros no quisimos crear.