Aquella noche
me quedé mirándote
mientras susurrabas en sueños
frases desconocidas.
Aquella noche
me quedé mirándote.
Tenías la espalda al descubierto,
las caderas marcadas por la sábana
y el ritmo de la poética en tu respiración.
Aquella noche
me quedé mirándote,
pensando en todas las veces
que esperé tenerte así,
que esperé tenerte a ti.
Aquella noche
me quedé mirándote,
te rodee con mis brazos
y te besé la nuca.
Aquella noche
me quedé mirándote...
pero no hice nada
para mantenerte conmigo.
Aquella noche
me quedé mirándote,
con el conocimiento
de que sería la última.
Aquella noche
me quedé mirándote,
mientras nuestra historia
se acababa.
Aquella noche...
me quedé mirándote.
Quise pensar que no cambiaría nada, que no desaparecerías a la mañana siguiente.
Pero te fuiste.
Vino a mí el vacío
de tenerte a medias,
ni amiga ni desconocida,
la sombra de mi pasión.
Y aquí estamos:
yo recordando
y tú tratando de olvidar.
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