jueves, 11 de abril de 2019

El chico de la sombra bajo los ojos.

Mirada curiosa,
marcada por las ojeras,
quizás desteñida de esperanzas.
Observar de lejos, asustada,
la intensidad en su aura.
Oscuridad rodeándole frente a mí.


De nuevo nos encontramos,
mirada furtiva de miedo renovado,
no me descubras.
Hablando me observas.
¿Imaginando el precipicio?
Tantas caídas...

Arrastro mi capa bajo la lluvia,
las estrellas vigilándome,
te busco en la oscuridad.
Cuando apareces a mi lado
dudo sobre mis sueños.

Debería quedarme en esta bifurcación,
desearte,
silenciarte,
retener el impulso nocturno,
abrirme ante ti.

De nuevo sorpresa,
algo creciendo en mí
y yo que no sé ni sentir.
Te reclamo en la distancia,
ardiente fragilidad,
emoción impulsada en verbo,
letras fluyendo en mis dedos dormidos.

Te abriría mis alas,
te confesaría mi libertad.
Si tú no fueras uno con la sombra.
Arma en el pecho,
directo al epicentro de mi confusión.

El chico de la sombra bajo los ojos
me mira y cae,
su olor me embota los sentidos,
éxtasis momentáneo.
¿Qué está ocurriendo?

Se queda conmigo durante el viaje,
vuelta a la fragilidad de la indiferencia.
Persiste en mí,
sigue aquí,
casi puedo notarle respirar.

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