domingo, 3 de febrero de 2019

Cristal

A veces me siento frágil, casi como un cristal, dejando pasar los pensamientos y deseos de otros a través de mí, filtrando la luz, oscureciéndola.

Siento que me voy a romper, que pueden romperme.
No es dolor, es miedo.
Desesperanzada me vuelvo a meter en mi pozo de agua negra, de donde nadie me puede sacar, de donde vengo y hacia donde voy.
Por momentos me siento agonizante, espero ese ritmo en el pecho que no vuelve, ese cosquilleo que solo siento cuando escribo poesía.
Me gustaría sentirme traslúcida de nuevo, sentirme cristal, transparencia perpetua, brillo lunar en la piel, polen entre los dedos, rocío en el pelo y humedad en las ojeras. Pies manchados de tierra, sangre en las piernas y dolor en la mirada.
A veces creo que vuelvo. Ese pozo de agua negra me llama desde las profundidades, me recuerda que ese es mi hogar, el sitio en el que nací y el sitio al que pertenezco. Debería bajar y refugiarme en las tinieblas subconscientes, en mi cabeza quebrada.

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