Tu mirada alejándose,
tu ceño fruncido,
no hay palabras
ni respiración,
solo tu movimiento esquivo.
Buscas el silencio
como el agua de un oasis
perdido en tu propio desierto.
Te concentras en la rabia,
te pierdes en tus dudas,
asustado del error,
pendiente de la penitencia.
Temo el día en que me mientas,
o confundas la verdad con el engaño,
y me dejes confusa en un rincón
creyendo que ahora tienes la razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario