Es verla y querer besarla. Parece estar en una burbuja, inalcanzable y frágil. Yo en la tierra, intentando alcanzarla pero con miedo a que explote en el intento. Solo quiero perderme en sus labios, acariciar su piel, enredar mis dedos en su pelo. Me duele estar sin ella, me duele estar con ella, me duele su recuerdo, me duele su olvido. Me duele todo lo que la rodea. Su mirada me tiene atrapada, entre brillos y reflejos veo la profundidad de su silencio, y sé que me oculta lo que siente. Cuanto más se acerca, más me cuesta contenerme. Crecen las ganas de sentirla, de acercarse despacio, de besarla con tensión y de amarla sin limitaciones.
Es tan duro verla alejarse. Tan duro verla distante. Saber que la dañaste y que posiblemente nada vuelva a sea lo mismo. Es duro ver como nada salió como esperabais, como todo lo que una vez hubo, ya no está aquí, ni en ella, ni en mi.
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