Qué cruel ha sido recordarme aquel dolor. Qué cruel ha sido volver a sentir ese puñal en el pecho después de estos dos años, qué dolor creer en él, qué dolor que también creyera en ti y que ahora me estés doliendo tantísimo, y todo, sin darte ni cuenta. Yo callada siempre, tragándome mis problemas por miedo a asustarte y que salgas corriendo, por miedo a asustar a todo el que se me acerca, por miedo a que me llamen víctima, por miedo a ser exagerada, por miedo a las consecuencias de mis palabras, de mis actos, de mis ideas. ¿Es miedo lo que siento?¿Es dolor?¿Es decepción? Es todo en uno. Solo lloro cuando estoy sola, a oscuras, en mi cuarto, envuelta entre mantas, aislada del mundo exterior, dónde nadie me pueda criticar por ser como quiero ser, por defender mis ideas, por querer a quien quiero...
A veces necesito llorar, por que es la única forma de acallar a mi cabeza, la única forma de expresar lo que pienso. Solo puedo expresarme llorando, porque las palabras son demasiado duras para usarlas. Porque ahora me siento sola de nuevo, siento vacío. Incomprensión entre letras, solo escribo para saciar mi ansia de libertad, porque aquí puedo ser libre, soltar mis pensamientos, sin que nadie lo sepa, sin que nadie lo critique, sin que nadie me recuerde constantemente los errores de mi pasado. Te quiero. Gritos en mis oídos: ahora entiendo mejor esos sonidos guturales que tanto relajan a unos y tanto espantan a otros.
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