viernes, 16 de agosto de 2019

Te sonreí.

Me destrozaste y te sonreí,
me vaciaste y te sonreí,
me utilizaste y te sonreí,
desapareciste,
y te sonreí.


A veces la herida se esconde
porque lidiar con el dolor
es algo que no quieres hacer,
por lo menos no delante de él.

Porque sabes que es su victoria,
que tu pérdida le reconforta,
y es mejor ser fuerte
que darle el placer de verte rota.

Ojalá algún día te cuestiones
el por qué de mi sonrisa triste
y por un momento dudes
de si fuiste tú el causante.

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