La lluvia nos acompaña
allá donde florezcamos.
Me gustaría tenerte
como la libertad te tiene a ti.
Gritarte lo que me inspiras,
contar luces en el horizonte
y hablar portugués cuando nos encuentren.
Mirarte más tiempo,
recorrer las líridas de tu cuerpo
y recordar cada una de tus constelaciones.
Estar allí de nuevo,
con la arena bajo mi piel
y tu mirada enfrentada al vacío.
Dejar de respirar bajo el agua
para intentar volar hacia el frío.
Besarte a escondidas
y que al fingir que no somos nada
lo fuéramos todo.
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