domingo, 24 de diciembre de 2017

Y sigo igual.

Me sigue costando exactamente lo mismo que hace tres meses. No te supero. Lo intento cada día y solo consigo enamorarme más.
Llevo cuatro días saliendo y dando vueltas hasta las cuatro de la mañana por si me cruzo contigo de fiesta. Por si te escucho tocar en algún sitio, por si te aburres y te vas a beber a algún bar, por si me echas de menos y quieres pisar alguno de los lugares que hicimos nuestros.

Necesito recordar, se me está olvidando la forma de tu mandíbula, el sabor de tus besos, el tacto de tu pelo, nuestros silencios en el coche. Ya no sé lo que era estar a tu lado, ni lo que era cogerte de la mano. No puedo respirarte en sueños, tampoco puedo dormir sin ti.

A veces desearía desaparecer, porque desde que te fuiste me siento como si no existiera. Me siento mal, tengo miedo, tengo sueño, y muchas lágrimas en la almohada. Tengo el maquillaje corrido y las sábanas heladas.

Te he dibujado porque no sé como tenerte más presente, necesito que estés en mi arte, ya que conmigo no quieres estar.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Sigo sin entender.

Sigo sin entender como te costó tan poco dejarme de lado, como no has dudado ni un día de tu decisión, como has sido capaz de no hablarme en tres meses, de no pensar en lo nuestro, de no intentar aunque sea... Supongo que la única que de verdad llegó a sentir algo fui yo, para variar, y la única que seguirá aquí esperando una maldita respuesta, sintiendo que nunca fue lo suficientemente buena como para que decidieras luchar por ella.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Me hacía falta.

Me hacía falta aceptarme así, queriendo como quiero, llorando como lloro, gritando como grito.
Me hacían falta momentos bonitos, me estaba ahogando en mí misma.
Me hacía falta escuchar algún te quiero, algún "vales la pena", aunque yo no los conteste.
Me hacía falta un abrazo, sucumbir al espacio entre tus clavículas.
Me hacía falta el tacto del jabón entre tus manos, oler a tranquilidad y cariño.
Me hacía falta pensar, tumbarme en la cama semidesnuda y mirar al techo.
Me hacía falta acurrucarme entre las mantas, con un café caliente para tapar las ojeras.
Me hacía falta retrasarme, entender por qué no llegamos puntuales a nuestra promesa.
Me hacía falta salir al balcón, sentarme en el bordillo y jugarme la vida en versos.
Me hacía falta ceder al dolor, llorar a oscuras en la bañera.
Me hacía falta respirar profundo, gritar tu nombre ante una ciudad durmiente.
Me hacía falta enfadarme, romper mis hojas y tirar tus palabras al suelo.
Me hacía falta escuchar, inmersión en tu ritmo interno.
Me hacía falta tener miedo, notar tu presencia entre las páginas de mis historias.
Me hacía falta escribir, pero parece que no está sirviendo de mucho.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Desisto.

Y hoy desisto,
me rindo.
Caigo en la tentación de olvidarte.
Caigo en el abismo de tu ignorancia.

Ya no volveré a hablarte,
ya no volveré a pensarte,
ya no volveré a sentirte.

Me dicen que te deje,
y si solo quieres estar,
sola me quedaré.

Me rendiré.
Tiraré,
esta vez queriendo,
nuestro cubo de esperanza.

Me estampé contra el espejismo
de nuestro futuro.

Que ligero es el olvido
y que pesado nuestro amor.

Y se acabó,
ya no buscaré tu mirada entre las gotas de la lluvia.

Ya no bailaré nuestra canción,
ya no escribiré mi decepción.

Creía que eramos únicos,
creía que eramos diferentes.
Me equivocaba.

Y es imposible seguir,
porque ya no pienso en otra cosa,
porque me estoy obsesionando con tu recuerdo,
porque me estoy olvidando de mi vida
por creer que aún puedo entrar en la tuya.

Siento defender esta idea preconcebida del amor,
siento perseguir nuestro humo cuando ya se ha desvanecido,
siento despertar llorando por soñarte.

Siento tener que escribir esto.
Y si lo siento,
es por que te quiero.

lunes, 23 de octubre de 2017

Carta a quién no la va a leer.

Después de mucho tiempo de reflexión he llegado a la conclusión de que es mejor así. El alejarnos, aún más si cabe, fue nuestra mejor opción. Pero no lo habríamos conseguido sin ti. Porque yo soy frágil, soy débil, no podría haber aguantado la situación más de veinticuatro horas. Sin embargo tú lo conseguiste, desapareciste de mi vida sin dejar rastro, sin previo aviso ni carta de despedida, y me dejaste en el vacío en el que vivo ahora.
Te lo agradezco. Te agradezco que tuvieras la fuerza para dejarlo (para dejarme), porque soy un tornado de emociones, cambio demasiado, te cambio demasiado. No me habría gustado ver como tu sonrisa se marchitaba entre mis múltiples epidemias sentimentales. Lo que sí me habría gustado es que te hubieras parado a pensar por un minuto a donde llevaba todo esto. Porque aún ahora, a quilómetros de ti, sigo notando la ausencia.
Hoy vuelvo a casa, vuelvo a Galicia. Vuelvo a mi tierra, vuelvo a pisar el bosque, vuelvo a sentir la humedad en mi piel y las caricias de la lluvia. Pero me faltas tú. Me falta tu acento, me falta tu tranquilidad y me falta tu calor. Me falta que me acompañes a mi lugar favorito, me falta sonrojarme ante tu mirada, me falta que te desabroches la camisa y que te despeine el viento. Y no sé como voy a reaccionar a estar sin ti allí. Te voy a recordar en cada esquina, te voy a pensar a cada paso, me vas a doler a cada latido.
Va a ser difícil estar así.

Lo siento.

Lo siento.
Siento tan fuerte este dolor,
siento tan dentro tu ausencia,
que no me creo que te reconozca.
Que a tres suspiros de mi pecho
están tus alas levantando mi marea.
Lo siento.
Porque a veces te puedo sentir
y me miento si quiero fingir
que no me importó que te fueras,
que no me dolió que desaparecieras.
Lo siento,
por ti,
no por mi,
que yo ya llevo dentro este latir
y ahora me acostumbro a estar sin ti.
Lo siento,
sin mentir,
sin pedir
ni un solo beso a la aurora de tu tierra.
Lo siento,
esta vez sin ti,
esta vez aquí,
a quilómetros de nuestro porvenir.
Lo siento,
por seguir así,
por confiar en ti,
por querer y pedir
que la vida siguiera así.

sábado, 21 de octubre de 2017

Hace noches que...

Hace noches que te espero
apoyada en mi terraza,
la luz y mi esperanza
esperando para ser apagadas.
Hace noches que te extraño,
recordando tus susurros,
creyendo que veo en la luna
lo que ya no existe en este mundo.
Hace noches que te pienso,
esperando una sombra,
confirmando mis recuerdos,
aunque tú te nieges a creerlos.
Hace noches que te quiero,
partiéndome el alma el no verte,
creyendo que si me encierro
mis ojeras quedarán pendientes.
Hace noches que no sueño,
los ojos se me han secado,
tus flores se me han marchitado,
y tu recuerdo se va borrando.

Me siento extraña en mi propia piel

Me siento extraña en mi propia piel
atrapada dentro de mi cabeza
encerrada por un corazón
que ya ha dejado de latir.
A contracorriente del sentimiento
me encuentro ahogandome en dudas
la indecisión me desgarra
la incertidumbre me conmueve.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Teño fame de novos versos.

Teño fame de novos versos,
fáiseme difícil esquecer o meu galego,
penso esmeralda con cada noite
e vivo azuis durante o día.
Recordo momentos á beira do mar,
mururios de mariñeiros,
agarimos das sereas
(intentan afogarme no seu pesar).
Sempre van e volven os lamentos
desta alma valeira que se arrastra polo chan,
durme sen compañía aventureira
baila sen roupa para arrincar.
Unha alma tímida e lúgubre,
que chora por voltar
a unha terra á que nunca pertenceu
pero da que agora xa non é quen de escapar.
Ese arrecendo a liberdade dos seus bosques,
esa humidade na pel o despertar,
ese rocío das flores frescas,
ese ronquido da árbore ao respirar.
Moitos cren que volverán
aqueles días de espiral,
máis eu xa sei o que é camiñar,
e por se acaso, non ei de voltar.
É tempo de esquecer e chorar,
é tempo de quedarse a esperar
un lixeiro movemento
na nosa nostalxia vital.

martes, 3 de octubre de 2017

Bótote de menos.

Moitos soños foron arrincados da mente,
moitos beizos pousaron as súas ás
no interior dos asubíos,
moitos paxaros trataron de escapar,
mais non puiden deter o tempo.
Non puiden manterte preto do meu peito,
non puiden sosterte máis duns segundos,
non puiden ser libre contigo,
mais tampouco o son sen ti.
Bótote de menos,
gustaríame acariciar as túas palabras novamente,
gustaríame ter un pozo no que esconderme
deste sentimento de ternura que me crece
ata chegar os oídos e impedirme a visión.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Volver

Volver a hablar no ha sido una nueva experiencia,
no ha sido algo impresionante,
no ha sido impredecible,
no era difícil que esto pasara.

Aun así, me sorprende.
Asumida tu distancia,
me dejó el dolor
cuando vi tu mirada indiferente .

Nunca me gustó revolver
lo que me ha dañado una vez
pero hablar contigo debe ser
como pelear contra el amanecer.

He de admitir que ya no siento lo mismo,
que ya no necesito tu aceptación,
que ya no busco tu sonrisa,
que ya no suspiro por tu boca.

Ahora solo puedo desearte felicidad,
siempre te la mereciste,
aunque muchas veces pensase
que yo no la tendría sin ti.

Esa conexión sigue ahí.
Seguimos hablando como entonces,
con palabras simples,
sin mucho en lo que pensar.

Solo el recuerdo latente
de la herida abierta,
a una distancia nueva,
es lo que nos separa.

Redescubramos nuestros mundos,
esta noche me tienes aquí,
podemos volver a ser,
podemos volver a ver.

El mundo no nos mantendrá en esta posición,
nos irá empujando
para que corramos
siempre en sentido contrario al renglón.

Escribe nuestros nombres a tinta
antes de huir de este atardecer nostálgico,
así podremos retroceder hasta el error
que nos auyentó la esperanza.

Aquella noche descubrimos la sombra
descubrimos al silencio sobrecogedor
descubrimos ser y parecer,
pero nos olvidamos de creer.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Te deseo que seas feliz.

La vida te da de lleno
te tira al suelo y te hace reaccionar.
Sabes que algo está cambiando,
solo tienes que soltar el freno de mano,
seguir la corriente del río,
saltar ese acantilado que tienes por limitación.
Busca tu propia ciudad hundida,
dentro de ti está el universo de la palabra,
el viento de la ropa mojada,
el calor de una cama compartida,
el silencio del bosque otoñal.
¡Corre!
Siempre creí que podrías alcanzarlo,
y ahora que te veo llegando a tu destino,
solo deseo que seas feliz,
que la balanza se incline a tu favor esta vez.

martes, 26 de septiembre de 2017

Olvidar.

Desvelada tras la tormenta
escucho la respiración entrecortada.
La mirada decidida,
las palabras indolentes,
la sinceridad abrasadora.
Me corrompes la libertad,
me quiebras la luna,
entrando en la vorágine de silencio
que tengo por corazón.
Te arrastras cruzando las olas,
el viento parece sacudir tu piel,
la arena se te apropia.
Reflejos de nuestra historia entre la espuma.
Te deslizas por las líneas de su sábana,
sabes que la tendrás de nuevo allí
al acabar con su memoria,
al vencer el miedo.
No debes contestar,
sabes que la solución está en olvidar,
en acabar con el sueño de aquella noche,
en superar la recaída.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Odio.

Este sentimiento.
Ridículo y ruidoso.
Quiero empujarlo por el precipicio de mi ventana,
que se desmiembre con el hielo de tu mirada
y que caiga como rocío al despertar.

Quiero destruir cualquier retazo de esperanza,
arrancarme el pintalabios a golpes,
desgarrarme los labios y sangrar.
Pintar de rojo las paredes de mi interior,
de rojo pasión,
de rojo dolor.

Quiero dejar de tapar mi dolor con maquillaje,
dejar de pintarme una bonita sonrisa cada mañana,
dejar de mirar con ternura las cosas bellas.
Porque ojalá yo fuera bella por dentro,
justo como tú querías:
normal.
Pero no lo soy.

Quiero que no te olvides de mí,
que te duela tu desprecio
como a mi me dolió la decepción.
Confié en ti.

Quiero que llores.
Que llores y no seas capaz de calmarte con nada,
que cada noche sea una pesadilla de arañazos, un retrato de tu mentira,
de tus falsas promesas,
de tu infantil sentido de la propiedad.

Deseo que una mujer llegue a tu vida
y te destroce la libertad
te quite las ganas de sonreír,
te pida que cambies para poder quererte,
te abra en dos,
y se vaya cuando tenga lo que quería:
tu esencia.

Porque todos nos llevamos una parte de esencia cuando amamos, cuando besamos, cuando nos desnudamos, por fuera y por dentro.

Deseo que tu esencia,
la poca que tienes,
se vaya con alguien más,
alguien que te engañe,
que te mienta y te prometa estupideces,
que te de tu puto para siempre,
por que para siempre solo existe una cosa:
el recuerdo.
Y créeme, de mi te vas a acordar.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Si te tuviera al lado.

Estoy reemplazándole. Y es aún más doloroso al no saber si lo hago inconscientemente o si lo hago porque quiero, porque es más fácil que pasarlo mal por la distancia.
Me siento rastrera, ¿le estoy traicionando al reírme con otro después de todo lo que a él le costó hacerme reír?, ¿al beber con otro lo que no bebía con él?, ¿al desear los besos de otro por no tener los suyos?
Me siento débil, mis ganas de seguir apostando por la vuelta a casa se esfuman con cada nuevo descubrimiento en esta ciudad.
Ilusa en parte, por creer que esto podría funcionar, por pensar que tendría otra oportunidad mejor para decirle en persona lo que llevo pensando ya mucho tiempo, lo que no quiero decir a traves de un frío mensaje de whatsapp, lo que me trago cada noche antes de dormir, por miedo, por desconfianza, por no querer malgastar mis palabras en algo que aparenta ser tan efímero como un pestañeo.
Porque todo se desgasta, y el corazón, si va unido a una frase, tiende a dañarse cuando esta no hace la función para la que estaba destinada, al no conseguir que la cuerda se alargue hasta tocar otra palpitante frase de desesperación, con distinto latido pero igual sentimiento. 
Te echo de menos, y desearía poder vivir todo esto a tu lado. No dejo de pensar en nuestra noche, en tus brazos rodeándome, en tu voz, en tu olor.
Y te quiero. Te quiero. Y no sabes lo que me encantaría decírtelo en un susurro, si te tuviera al lado, a un centímetro de mis labios.

martes, 13 de junio de 2017

Aquella noche

Aquella noche
me quedé mirándote
mientras susurrabas en sueños
frases desconocidas.

Aquella noche
me quedé mirándote.
Tenías la espalda al descubierto,
las caderas marcadas por la sábana
y el ritmo de la poética en tu respiración.

Aquella noche
me quedé mirándote,
pensando en todas las veces
que esperé tenerte así,
que esperé tenerte a ti.

Aquella noche
me quedé mirándote,
te rodee con mis brazos
y te besé la nuca.

Aquella noche
me quedé mirándote...
pero no hice nada
para mantenerte conmigo.

Aquella noche
me quedé mirándote,
con el conocimiento
de que sería la última.

Aquella noche
me quedé mirándote,
mientras nuestra historia
se acababa.

Aquella noche...
me quedé mirándote.

Quise pensar que no cambiaría nada, que no desaparecerías a la mañana siguiente.

Pero te fuiste.

Vino a mí el vacío
de tenerte a medias,
ni amiga ni desconocida,
la sombra de mi pasión.

Y aquí estamos:
yo recordando
y tú tratando de olvidar.

viernes, 2 de junio de 2017

Me falta aire para exhalar

Cuanto mas lo pienso,
mas lo creo:
me falta aire para exhalar.

Porque llega alguien,
inspiro, 
pero nunca llego a suspirar. 

Siempre tengo esa tensión,
camina dentro,
como si fuera a explotar.

Pero luego beso
me abstraigo
y nada llega a pasar.

No hay cambio.
No hay signo.
¿Mera atracción sexual?

No lo creo, 
yo te veo
y dejo de respirar.

martes, 10 de enero de 2017

Nuestra autodestrucción

Siempre cambiando, somos tan indisciplinados que podemos besarnos un día y al siguiente ni cruzar la mirada. "Nada" es una forma muy simple de describir una tarde riendo, comiéndonos a palabras y observándonos como si mañana fuéramos a desaparecer, aunque sí, una parte de mí desaparece cuando finjo no quererte. Supongo que para unos es más fácil que para otros.
Puede que no contemple una vida donde todo sea igual, donde a las personas se las conozca en dos días, donde no halla misterio, negación, cambios bruscos.
Dices que tienes quince caras en vez de dos, no tengo claro hasta que punto quiero tener a esta moneda cerca. Me dañas, por ser como yo, por nuestras diferencias, por tu sed de conocimiento, por tu discurso existencial, por tus manías y tus contradicciones. Y aún así, te quiero, me quedo mirándote embobada, como quien escucha a su dios, como quien observa a un artista pintar, como quien saborea el fruto prohibido.
"Te gusta bailar con el diablo" es una buena forma de definirlo. Tu parte mala es lo peor que me ha pasado, pero sin ella no serías único,  y tu parte buena no pesaría tanto.
Despedirnos ayer como si nunca fuéramos a volver a... nada. Porque eso es lo que queda hoy, nada, todo lo hablado, no significa nada, y se quedará ahí, esperando a que alguien cuente la historia que nosotros no quisimos crear.