sábado, 17 de diciembre de 2016

Reconstrucción tras el terremoto.

Cuando te duele el alma de tanto reconstruirla tras el terremoto.

Ese tornado te revolcó en su cama,
te arrancó las sabanas de las manos,
te violó la voz,
te quebró las esperanzas.

Tu fuerza se fusionó con la pared,
ese golpe,
y ahora
no puedes separarte.

El muro te consume,
crecen enredaderas,
besan tu brazo,
llegan hasta el cuello.

Te ahoga el temporal,
el tiempo se destruye,
las manillas flotan,
fragmentos de cristal.

Fluye como el agua en los tejados,
escalofríos,
cataclismos de soledad,
impiden pensar.

Y el sonido del piano,
chirría la madera,
gritan las cuerdas,
lloran sus teclas.

Otra vez,
otra vez,
OTRA VEZ,
todas mis piedras caen.

Lágrimas que me robaste,
golpes que me comí,
gritos en mi cabeza,
no quiero más dolor.

Matando,
robando mis versos,
el vacío,
destruyendo el silencio.

Quiero luchar,
por mi cuadro desteñido,
por mi mente en llamas,
por mi cuerpo borroso,
por mi puño abierto.

Quiero asegurar mi caída
hundirme en el barro
ahogarme en tierra
morirme sin respirar ni una vez más.

Aún así, la lluvia sigue callendo,
el otoño sigue volando,
mi pensamiento sigue escapando
del dolor
de tu olor.

martes, 29 de noviembre de 2016

Cuando ya no queda nada

¿Qué pasa cuando el tiempo parece estancarse?
No en el buen sentido, ya no se para cuando te beso, ya no deja de importar lo que hay alrededor, ya no corren por mi piel escalofríos cuando me tocas.
A veces pienso que la que tiene el problema soy yo,
que soy yo la que no se adapta a la rutina,
a la que no le gusta la repetición,
la que se cansa de lo predecible.
Parece que solo me altera el corazón algo que no pueda esperar.
Parece que para olvidar solo puedo odiar o sustituir un amor por otro.
Me siento mala persona, por hacerte esto,
porque tú no te lo mereces.
Lo das todo por mí,
hoy incluso tus sueños,
y yo no puedo amarte más, ya no.

martes, 1 de noviembre de 2016

Brillan luces náufragas.

Brillan luces náufragas 
en la oscuridad del camino,
sueños rotos, escondidos.
Quieren ver si los encuentras
cuando lloras frente a la ventana,
esperando que la lluvia calme tu pesar,
esperando que alguna lágrima te venga a visitar.
Nubes rasgadas en el cielo,
negras de tanto correr,
carrera a la luz del sol,
un anochecer de tinta.
Aurora tras el cúmulo de árboles,
brilla un bosque en la profundidad,
sobresalen las hojas despeinadas
después de que caiga el rocío.
Carrera a contrarreloj,
yo y la luz,
los escalofríos cubren mi piel,
mientras en la vuelta a casa
mis deseos se desvanecen.
Solo espero que esos sonidos,
esas teclas del piano,
esos violines danzantes,
me recuerden a la lluvia,
esa que ya no moja, 
que solo reclama su territorio:
mis pensamientos.

viernes, 30 de septiembre de 2016

A veces me planteo el abandonar.

A veces me planteo el abandonar. 
El dejarlo todo en el suelo y salir corriendo.
A veces me planteo tirar nuestro amor por un precipicio, para que se despeñe y no pueda volver a renacer de entre las cenizas. Porque el amor cuando se quema no muere, porque la pasión arde más que cualquier fuego, y las brasas se mantienen encendidas durante mucho tiempo. Y esas brasas, acabaran por quemarme a mi también si dejo que se apague este sentimiento

Qué cruel ha sido recordármelo.

Qué cruel ha sido recordarme aquel dolor. Qué cruel ha sido volver a sentir ese puñal en el pecho después de estos dos años, qué dolor creer en él, qué dolor que también creyera en ti y que ahora me estés doliendo tantísimo, y todo, sin darte ni cuenta. Yo callada siempre, tragándome mis problemas por miedo a asustarte y que salgas corriendo, por miedo a asustar a todo el que se me acerca, por miedo a que me llamen víctima, por miedo a ser exagerada, por miedo a las consecuencias de mis palabras, de mis actos, de mis ideas. ¿Es miedo lo que siento?¿Es dolor?¿Es decepción? Es todo en uno. Solo lloro cuando estoy sola, a oscuras, en mi cuarto, envuelta entre mantas, aislada del mundo exterior, dónde nadie me pueda criticar por ser como quiero ser, por defender mis ideas, por querer a quien quiero... 
A veces necesito llorar, por que es la única forma de acallar a mi cabeza, la única forma de expresar lo que pienso. Solo puedo expresarme llorando, porque las palabras son demasiado duras para usarlas. Porque ahora me siento sola de nuevo, siento vacío. Incomprensión entre letras, solo escribo para saciar mi ansia de libertad, porque aquí puedo ser libre, soltar mis pensamientos, sin que nadie lo sepa, sin que nadie lo critique, sin que nadie me recuerde constantemente los errores de mi pasado. Te quiero. Gritos en mis oídos: ahora entiendo mejor esos sonidos guturales que tanto relajan a unos y tanto espantan a otros.

jueves, 18 de agosto de 2016

Algo agresivo y cálido nace en mí.

Unos dedos como plumas recorriendo su mandíbula, despacio, con el frío chocando en su calor.
Unos labios besando sus lunares, caminando por su espalda, dando saltos húmedos a través de todo su cuerpo.
Una mirada oscura, intensa, que asusta y atraviesa antes de desaparecer bajo un mar de pestañas.
Algo agresivo y cálido nace en mí.
Dame una sonrisa de esas que queman por dentro.
Quiero hielo en mi cabeza
y fuego en el pecho.
Necesito tu olor aquí,
es enfermiza esta adicción.
Quiero más besos como esos,
más lentos,
más silenciosos,
más cerca.
Morder tu carne, 
arrancarte un suspiro.
Ansiedad
porque el tiempo pase demasiado rápido,
porque nunca sea suficiente.
Siempre quiero más.
Esta angustia de acercarme,
de mis pulsaciones contenidas,
de mi piel vibrando.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Necesito desahogarme.

Necesito desahogarme. 


Le quiero, o eso creo.
No lo sé, no sé nada, nunca lo supe, llevo mucho tiempo perdida en lo que a sentimientos se refiere.
Cuando la veo a ella se me sube todo. Puedo contenerme tardes enteras, pasear con ella y rozar su mano, agarrarle el dedo meñique, juguetear con su pulgar. Puedo abrazarla después de una broma (solo la pico para poder abrazarla después), pero siempre me contengo. Siempre guardándome todo durante horas. Y antes de irme, un abrazo, le doy un beso en el cuello, inspiro fuerte su olor y me separo. Me mira, me acerca. Y la beso. Un segundo, sus labios se juntan con los míos. Cierro los ojos, se para el tiempo, desconecto. Y luego vuelvo de golpe al mundo real cuando se separa. Solo un segundo cada vez que nos vemos. Uno solo y me deja en una nube por horas. Me voy andando, casi tropezándome, casi dormida, casi separada de mi cuerpo. Va mi corazón por delante de mi cabeza. Pero estoy lejos y todo se cae con el paso de las horas. Vuelvo a mi estado normal y me acostumbro a su ausencia, a estar sin ella. Lo odio. Esa normalidad, esa falta de emoción.


Y ahí está él. Que le veo y me pone de los nervios. Me besa y se despierta hasta el ultimo poro de mi piel. Me encanta morderle el cuello, me encanta acariciarle el pecho, me encanta jugar con sus labios, me encanta esquivarle y que me agarre para acercarme. Me encanta que se enfade. Me encanta su espalda, su barbilla, sus manos. Me gusta estar abrazada a él, pegada a su corazón, escuchando sus latidos. Me relaja, me tranquiliza, me siento a gusto. Y sus caricias, que me excitan, que me enamoran, que me duermen y me hacen reír. Es tan terriblemente sexy su seriedad. Sus movimientos son tan armoniosos que hasta el verle caminar parece música. Sus tonterías me alegran las tardes. Le llamo imbécil por no decirle que le quiero, porque podría decírselo todo el tiempo. 
Pero duele tanto no tenerle. Duele infinitamente. Hacía mucho que algo no dolía tanto. Me duele que él no me vea como yo le veo a él, que no esté tan terriblemente enamorado como yo lo estoy de él.


La ausencia de ella duele tanto como la falta de él. Duelen, pero es probable que nadie lo entienda. Escalofríos con una guitarra en mis auriculares y un teclado en mis manos. Escalofríos tumbada en mi cama pensando en ellos. En esos pequeños sentimientos que llevo dentro y que me destrozan por no ser capaz de controlarlos.

Esta tristeza.

Estoy tan triste... No sé si es decepción o dolor. En el momento me dolieron tanto sus palabras que no sabía ni como contestarle. Me afectó. Tuve que soltar cualquier tontería sin pensar para que no se notara que me sentía como si me hubiera golpeado el estómago. 
No puedo entender como esas caricias no significaban nada para él, como es que no sentía nada especial al rozar mi piel, sólo una chica más. 
¿Cómo él puede sentir tan poco sintiendo yo tanto? 
Al principio era curiosidad, luego fue deseo, ahora es... Inexplicable. No sé qué me está pasando. Me duele el pensar que puede ser besado por otra, me duele el pensar que lo nuestro es una mera diversión. Y todo porque yo lo quise así. 
No tengo claro lo que quiero, pero me ha dolido tanto lo de esta noche... ¿Que él no quería nada conmigo cuando ella le pregunto? ¿Y por qué nos besamos aquel viernes? La excusa del alcohol no me sirve. Al día siguiente estábamos igual que aquella noche, y ya no había substancias a las que culpar en nuestro cuerpo.
Sus besos son encantadores, me hacen moverme como una serpiente a su alrededor. Juego con sus labios, con su cuello, con su mirada, con sus dedos. Dios, me tiene tan enganchada a su piel que no sé qué voy a hacer cuando empiece el curso y casi ni le vea. Sinceramente, me siento estúpida. Le estoy dando la oportunidad de joderme por dentro.
Lo peor es que no puedo controlarlo. Tanto tiempo evitando una relación seria y queriendo sólo diversión para que al final llegue él y me cambie los tornillos de sitio. 

sábado, 30 de julio de 2016

En una burbuja.

Es verla y querer besarla. Parece estar en una burbuja, inalcanzable y frágil. Yo en la tierra, intentando alcanzarla pero con miedo a que explote en el intento. Solo quiero perderme en sus labios, acariciar su piel, enredar mis dedos en su pelo. Me duele estar sin ella, me duele estar con ella, me duele su recuerdo, me duele su olvido. Me duele todo lo que la rodea. Su mirada me tiene atrapada, entre brillos y reflejos veo la profundidad de su silencio, y sé que me oculta lo que siente. Cuanto más se acerca, más me cuesta contenerme. Crecen las ganas de sentirla, de acercarse despacio, de besarla con tensión y de amarla sin limitaciones. 

Es tan duro verla alejarse. Tan duro verla distante. Saber que la dañaste y que posiblemente nada vuelva a sea lo mismo. Es duro ver como nada salió como esperabais, como todo lo que una vez hubo, ya no está aquí, ni en ella, ni en mi.

jueves, 28 de julio de 2016

Me arrepiento tanto de aquella noche.

Me arrepiento tanto de aquella noche. 
De tenerte al lado de mi cama.
De escucharte reír, de estar hablando y
mirarte en la oscuridad.
De tenerte a un suspiro de mi boca 
y no ser capaz de respirar. 
De haber esperado a que te durmieras, 
en silencio,
contenida.
De no decirte nada,
de no moverme unos centímetros a por ti,
de no intentarlo.

Me hubiera gustado darte un beso en la frente,
haberte acariciado la cara,
haberte susurrado un te quiero,
haberme acercado a ti.

Me hubiera encantado arrastrarme hacia ti
a oscuras y en silencio
dejando caer mi pelo a tu alrededor
haciendo una cascada entre nuestros labios
Quería que ella nos separara del mundo exterior
para centrarte en nosotras
y decir sin palabras
lo que querían nuestras miradas.

Me hubiera acercado lentamente
te hubiera rozado
y una vez así
habría pensado en hacer
ese algo que no hice.

Pero perdí la oportunidad, 
me quedé mirándote de noche.
Aún puedo recordar tu respiración.
¿Que hubiera pasado de haberte besado?

miércoles, 27 de julio de 2016

Contigo.

Andando a oscuras
los cascabeles bailan con mi tobillo
mi mirada esquiva se fija en tus labios 
(son tan apetecibles con esta luz).

El silencio no ayuda,
hablemos de algo estúpido,
seamos amigos
(así no te pienso).

Entonces rozo tu mano:
mi piel se eriza
mis sentidos se dispersan
(cosquilleos hasta en las pestañas).

Me gustaría agarrarte,
girarte hacia mí, mirarte,
tirarte de la camiseta
y besarte.

Besarte,
con intensidad, 
con lujuria,
con ganas. 

Morderte el labio,
acariciarte la nuca
sentir tu calor cerca
(muy cerca).

Quiero tenerte por un momento
un rato por tu cuerpo
un instante por tus labios
un segundo por tu mirada
(déjame acercarme)

Como quema que te separes
como quema que me esquives
como queman tus latidos
al tumbarlos al lado de los míos.

Duele que no te acerques
duele que no me beses
duele que no desees 
que me quede aquí 
(contigo).

Te pienso tantas veces.

Te pienso tantas veces...
sueño con tenerte entre mis manos
modelar tu pecho entre susurros
rozar tu piel con las uñas
arrancarte la vergüenza.

Quiero acariciar tu cadera
arrastrar mis labios por tu clavícula
rozar tu ombligo
y comerte a besos.

Necesito acercarte 
sentir tu cuerpo junto al mío
tu olor en mi ropa
tus manos en mi espalda
tu pelo como cascada en mis hombros.

A veces te pienso 
me aferro a una estrella ardiendo
me derrito en la oscuridad
con ganas de congelarme cuando te veo
con ganas de morir cuando te vas.

Demasiado cerca, te rozo y te apartas.
Sola, en medio de la nada. Necesito más.
Quiero agarrarte, prefiero no pensar.
Besarte, quitarte la camisa. 
Quiero seguir, pero tengo que parar.

Volver a empezar, dejar de volar.
Chocar.
Caer contra la pared de la esperanza.
Necesidad.

domingo, 20 de marzo de 2016

Ideas unidas en un sentimiento.

Sientes estar en un capullo de mariposa: Suave, ligero, delicado, tenue, invisible, frágil. 

Burbuja efímera, destello de la irrealidad, arcoíris de gasolina, imaginación de la naturaleza.

Cierras los ojos: 
sus dedos recorren tu espalda,
sus labios besan tu hombro,
su pelo entre tus dedos,
sus pies juegan con los tuyos.

Necesidad constante y sofocante. Recorrer cada centímetro de su piel, de su alma, de su mente.

Una niebla invisible
que te atraviesa,
que te envuelve,
que te atrapa.

Calor o frío, sudor o lágrimas. 

El deseo está bailando encima de ti,
tú solo sigue el ritmo.

La pasión y el dolor de la mano,
desenfreno de suspiros,
ojos brillantes,
latidos acelerados.

Morderse el labio,
apartarse,
alejarse,
autocontrol.


Oscuridad y luz que en pequeñas dosis te abruman.

Es miedo, 
miedo a la desaparición,
miedo a la pérdida,
miedo a la caída,
miedo al vacío.

Es locura, 
dentro de ti,
cambia,
descontrola,
confunde.

Sentidos y alma. Su voz, su aroma, su imagen, su piel, su sabor, su luz. 

Su compañía o su recuerdo,
su presencia y su ausencia,
su cariño y su indiferencia,
su cercanía y su distancia,
su odio y su amor,
su conocimiento y su ignorancia.

A su marcha lo arrastra todo,
un tornado que desata emociones.

Cristal y plumas,
rapidez y lentitud,
calma y nerviosismo,
inseguridad.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Por el hielo de tus pestañas.

Me gustaría tener a alguien a quien abrazar en momentos como estos. Poder sentir el cariño de alguien que quiere estar ahí por algo más que el interés. Sentir la compañía estando en silencio, un silencio que no sea incómodo, sino tranquilo. Ese silencio que invita a las lágrimas a bailar por el hielo de tus pestañas. ¿No odias sentirte vacío y frío? Es como ser un animal, olvidando el sentimiento y la razón, volviendo al origen, perdiendo lo que eres. Siento escalofríos por ese intento de dolor amortiguado, por ese tiro en el pecho que no me puede atravesar. Maldita coraza invisible que no me deja traspasar la realidad en busca de la sensibilidad. Odio verme tan destruida entre este ruido. Recuérdame este vacío que me llena: Tú, vacío, tú y tus palabras, tus acciones. Mis besos te llamaban, pero tú no hacías nada. Ahora soy yo la que miente, la que engaña, la que se alejó cuando tú nunca te acercaste. No puedo estar cerca de alguien que me aparta ante miradas ajenas. No puedo darle la mano a quien no me da más que falsas esperanzas de un futuro juntas.

domingo, 24 de enero de 2016

Piedra.

Siento que tengo una piedra en el pecho, que a cada latido golpea con más fuerza, intentando romperlo todo a su paso hacia el exterior. Tengo una piedra que quiere escapar de mí, que quiere correr por el bosque para acabar saliendo a una carretera en la que algún extraño parará y la recogerá. Irá haciendo autostop hacia la otra punta del mundo, hacia un sitio cálido, en busca de lo que una vez perdió. Quizás conozca a otra piedra sana, una que aún no se haya agrietado y que tenga ganas de seguirla hasta el fin del mundo, donde estaré yo esperándola de nuevo. Esperando para que se una a mi. Esperando para que antes de transformarme pueda volver a suspirar una última vez.